Como material blanda
que se funde, se cuela, se expande…
me crezco, me encojo,
afloro, transmuto,
renazco
como riachuelos
como peñascos.
Más allá de la espesa capa de mi carne
en el rincón de mi aliento
me lleno,
me vierto,
me asiento,
ante el anhelo de retornar
hasta la condición de una brisa,
dispersa,
abarcadora,
difusa.
Me guío por la duda.
¿Es ilusión de Ser cuerpo?
¿es palpitar que deambula,
que vibra,
que ruge,
que aúlla?
es Ser que resuena, que canta, que arrulla.
Dejo de ser carne
para convertirme en figura.
Voy del sólido del cuerpo
al aire que anima;
soy el viento que sopla,
soy la tierra que puja.
Desde ese espacio recorro
hasta un rocío tenue,
una luz clara que enciende
-entre visiones-
el acontecer cotidiano.
Y, así, muy suavemente me hallo
ante el recubrimiento de mí que se entretiene
con impresiones de lo mundano.
Recorre,
de hilo en hilo el pantano
entre lagunas y lagos,
es olas de pensamientos profanos,
es reacción que devora,
que siente,
que golpea,
es la inquietud primera
de saberse ese cuerpo
esa tierra,
de saberse ese viento,
ser ese que inspira,
ese que suelta.
Pero ¿es Ser que respira?
¿es mente que desea?
Atisba entonces la consciencia,
la que nombra los nombres,
la que asigna las vetas,
la que separa, la que concreta,
es entendimiento más no realidad pura,
es ilusión de Ser mente,
es confusión del que actúa.
Más en el silencio profundo se esfuma,
tras una quietud vasta se atenúa.
Como los bordes de las figuras sobre la arena al pegar la luz con bravura,
arden tanto los cuerpos en el silencio rotundo que se desfiguran.
Hasta emprender el arrastre hacia una desconocida pintura,
producto de una oleaje, un encauce, una marea,
del antaño deseo
de volverse uno con todo
de perderse en el cielo.
El cuerpo se duerme, la inquietud primera se calma, y la mente que nombra se somete
ante la dicha sin precedentes que asoma
entre la fusión de las formas,
en un tiempo más quedo,
dejas de estar ahí pero estás ahí al tiempo
entre dormido y despierto,
en una alegría que rebasa todas las condiciones
en una plenitud que no tiene objeto,
yaces a merced de un pensamiento
que quiebre la experiencia
De ser mar, de ser gota, de ser río,
en ti,
ante ti,
entre ti,
el infinito sin tiempo.
Desde ahí, donde todo está entretejido,
en ti
el Cosmos se encarna y palpita,
desde lo más sólido hasta los candores más blandos,
más sutiles.
Habitas todas las cosas y todas las cosas te habitan.
Y en un destello de luz te desvaneces,
ante toda inquietud es que fenece
la ilusión de ser cuerpo, ser viento, ser instinto, ser idea,
hasta que emerge
el Ser,
envuelto por todo lo que perece.
Emerge.
Verdadero,
divino,
inmortal,
el Atman
emerge.
Poema de Alejandra Benítez
Ale, me encanto!💖 mil felicidades!
🥰🥰🥰